El rock llegó a la Argentina en la década del 50, como reflejo de una explosión musical que se expandía por el mundo. Pero ese furor ágil, rebelde y descontraído, llegaría solo como una nueva música de moda. El verdadero rock argentino tardaría una década más en aparecer. El panorama musical en la Argentina estaba gobernado por cantantes románticos. Por ese entonces el bolero todavía cubría un lugar importante en las pistas de baile y, obviamente, el tango y el folklore eran herencias respetadas de otros tiempos.
La influencia de Elvis Presley, Bill Halley & The Comets y otros despertó en los artistas argentinos las ganas de rockear. Ya en los '60 y con la incorporación del twist de la mano de Chubby Checker, el género ganó más adeptos entre cantantes y músicos locales. Con Los Beatles a la cabeza las escalas comenzaron a alterarse. En la Argentina, programas televisivos como "Ritmo y Juventud" y "El Club Del Clan" proclamaba la llegada de la nueva ola musical. Palito Ortega, Johny Tedesco, Jolly Land, Violeta Rivas, Nicky Jones, Chico Novarro, Lalo Fransen y varios más asumieron la vanguardia juvenil del momento, pero el cambio no pasaría por ellos. Un grupo no numeroso de jóvenes rebeldes e inquietos asumió una nueva filosofía de vida que a partir del rock se extendería por el mundo.
Las pautas eran distintas y opuestas a lo establecido. Las premisas de los rockeros argentinos se apoyaban en nuevos conceptos éticos y estéticos. La idea consistía en tomar el nuevo mensaje musical y cantar en castellano los sentimientos y vivencias de quienes no estaban de acuerdo con el modelo aceptado socialmente. Como reflejo de la beatlemanía los pelos largos comenzaron a aparecer y la imagen externa sufrió cambios notables. Pero el gran cambio no pasaba simplemente por el aspecto: en bares, plazas, pensiones y otros puntos de encuentro, el rock en castellano comenzaba a ser realidad. Allí estaban Javier Martinez, Miguel Abuelo, Tanguito, Pajarito Zaguri y otros que, sin ser músicos, también compartían la flamante filosofía.
Las primeras épocas fueron realmente duras: carentes de medios, perseguidos por la policía, ignorados por los productores, incomprendidos por la prensa y el resto de los jóvenes, su radio de acción se vio circunscripto a unos escasos puntos de reunión.
Primera Década [1967-1977].
En 1965 llegaron a Buenos Aires Los Gatos Salvajes, un grupo rosarino que si bien ingresó en un circuito menos bohemio y más comercial, se sumó a la consigna casi utópica de cantar rock en castellano. Desde Uruguay llegaron Los Shakers, de los hermanos Fattorusso, excelentes músicos que cantaban en inglés, y poco a poco todos comenzaron a converger en Pasarotus, un boliche de jazz en Pueyrredón al 1700 que cambió su denominación por La Cueva, un lugar que, junto a La Perla de Once, Plaza Francia, el Instituto Di Tella y algunos otros pocos sitios marginales o casi desconocidos, fueron centros de reunión del incipiente movimiento. Los primeros en grabar fueron Los Beatniks, quienes en junio de 1966 lanzaron a la calle su primer simple "Rebelde". Vendieron solo 200 copias.
En 1967 Litto Nebbia y Los Gatos dieron la primer estocada: su disco simple debut, La Balsa-Ayer nomás, vendió nada menos que 200.000 copias. El rock argentino tenía su primer éxito masivo y el movimiento cobraba fuerza. Comenzaron los festivales, los productores prestaron mayor atención al fenómeno, apareció la revista "Pinap", la legión de jóvenes se engrosó considerablemente y nuevos músicos se atrevieron a mostrar lo suyo.
Con la aparición de Manal y Almendra, junto con Los Gatos, el rock tenía su trilogía esencial, y aquellos tibios intentos de Los Beatniks, Los Abuelos de la Nada y otros comenzaban a dar sus frutos. La década del '70 recibió al rock como movimiento en pleno desarrollo. Ya no sólo estaba Almendra, Manal y Los Gatos. Nuevas bandas y solistas se sumaban al género, cada uno con sus propias ideas, sueños y convicciones: Vox Dei, Arco Iris, Pedro y Pablo, La Barra de Chocolate, Pappo’s Blues, La Pesada del Rock and Roll y muchos otros. Por entonces, el incipiente rock argentino era denominado "Música Beat".
Pero el rock iba más allá del éxito momentáneo con estribillos pegadizos. En Belgrano surgió Almendra, con Spinetta a la cabeza. En Caballito, de la unión de Charly García y Nito Mestre se forma Sui Generis. Miguel Peralta, cantante folklórico, se asomó un día por La Cueva y aceptó como desafío y a modo de repudio cantar Vidala del angelito. Lo aplaudieron a rabiar. Muy pronto se haría llamar Miguel Abuelo. El grupo conformado por Gabis, Martinez y Medina tocaba Blues y se llamaba Manal. Miguel Abuelo junto con Los Abuelos de la Nada, logró un contrató con la CBS.
Almendra tuvo mejor suerte y su tercer simple se convirtió en un éxito: Tema de Pototo. Luego Muchacha ojos de papel se convertiría en otro gran clásico del rock nacional. Un grupo de Quilmes llamado Vox Dei venía pisando fuerte. Su primer simple, Azúcar amarga, dejó claro su enorme potencial. Los festivales comienzaron a ponerse de moda. El primer concierto masivo fue el Festival Pinap, organizado por la revista del mismo nombre. 12.000 personas llegaron al lugar para ver los shows de Almendra, Manal y otros grupos de barrio. En 1969, se separan Los Gatos momentáneamente y volvieron a reunirse con Pappo reemplazando a Galiffi. Se volcaron a un estilo más rockero hasta que se disolvieron definitivamente a fin de año. Pappo forma Pappo’s Blues, hoy una leyenda. La relación de los de Almendra se desgastó y terminaron separándose. Manal grabó un disco brillante, pero el sello comenzó a zozobrar financieramente y Manal se separó.
La Cofradía de la Flor Solar fue el primer grupo en intentar un modo de vida comunitario. Aparecieron en 1969, grabaron en 1971 y apoyaron a otro dúo que venía trabajando desde hace tiempo: Pedro y Pablo, es decir Miguel Cantilo y Jorge Durietz. En 1971 Vox Dei dejó grabada la primer obra conceptual: La Biblia. Los medios de difusión seguían vedados para la gran mayoría de los rockeros.
En febrero de 1970 apareció la revista "Pelo" con los objetivos de apoyar a los progresivos y diferenciarlos de los complacientes, pero eso no bastaba para apuntar a un movimiento que cada vez contaba con mayor cantidad de artistas y recitales. Los festivales B.A. Rock -organizados por "Pelo"- congregaban multitudes, pero los medios de comunicación tergiversaban los acontecimientos y las posibilidades de trascendencia masiva no eran muchas.
En el período 72-73 se produjo un sub-movimiento que, resistido en un principio por los propios rockeros, logró finalmente allanar el camino de la masividad: el rock acústico. Color humano, Pescado Rabioso, Aquelarre, Vox Dei, Arco Iris, Alma y Vida, Moris, Litto Nebbia, Billy Bond y La Pesada del Rock And Roll, Pappo’s Blues y algunos pocos más, eran los nombres importantes del panorama, pero la aparición del rock acústico de la mano de León Gieco, Raúl Porchetto, Miguel y Eugenio y Sui Generis modificó las estructuras musicales y amplió el horizonte.
Ya no se necesitaban instrumentos eléctricos para comunicar el mensaje del rock. En el auditorio Kraft de la calle Florida se produjo un "acústicazo" de entrecasa. León Gieco, Raúl Porchetto y Sui Generis brindaron dos shows sorpresivos bajo el nombre de Porsuigieco. La violencia ya era pan de todos los días en Argentina, y se trasladó también al rock. Primero fue la muerte de José Alberto Iglesias, Tanguito, quien terminó su vida bajo las ruedas de un tren en Palermo.
Los grupos más populares del '75 fueron Aquelarre, Invisible y Sui Generis que con "Confesiones de Invierno" consolidó su prestigió y pegó el estirón con "Pequeñas anécdotas sobre las instituciones". Ese disco fue censurado por ser una sátira sobre la vida política del país. Tuvieron que dejar fuera dos temas, "Juan represión" y "Botas locas", y pulir otros tres temas. Un grupo similar a Sui Generis fue Vivencia, quienes lograron el éxito con el tema "En mi cuarto". Otro dúo acústico fue Pastoral, y su momento llegaría con su segundo disco, "El Hospicio". Ya en 1975, Sui Generis era el número indiscutido del rock argentino y su separación a fines de ese año congregó una verdadera multitud en el estadio Luna Park.
El 24 de marzo de 1976, la presidente Isabel Perón es derrocada por un golpe militar, y el nuevo gobierno ajustaría las clavijas en el rock que, como movimiento joven, pasó automáticamente a ser considerado sospechoso. Con la separación de Sui Generis tres nuevas agrupaciones surgieron y captaron la adhesión de un amplio sector de audiencia: Los Desconocidos de Siempre [Nito Mestre], La Máquina de Hacer Pájaros [Charly Garcia] y Polífemo [David Lebón].
Muchos de los pioneros del rock argentino habían emigrado al exterior en busca de nuevos horizontes. Ya no estaban Edelmiro Molinari, Miguel Abuelo, Miguel Cantilo, Aquelarre, Claudio Gabis, Javier Martinez y otros, pero Invisible, Gieco, Porchetto, Alas, Arco Iris, Soluna, Nebbia Trío, Espíritu, Crucis, El Reloj y muchos otros cubrían las necesidades de un público que seguía aumentando en número.
Los grandes "próceres" del rock nacional, aunque a Luca no le gustaba el término "nacional", inmortalizados en estampillas del correo argentino. Habría que ver si ellos estarían de acuerdo. De todas formas es un gesto de reconocimiento a la trayectoria individual y a un género que hace 30 años provocaba náuseas entre los funcionarios de gobierno.
El rock seguía adelante pero el clima de represión y terror comenzó a hacerse sentir. Muchos músicos eligieron exiliarse. Otros optaron por resistir. En la Argentina de 1976 nadie podía sentirse seguro, y el rock no era excepción a esa regla.
Segunda Década [1977-1987].
Esta se inició dentro del período histórico conocido como la "Gran Crisis", que coincidió con los peores años de la dictadura militar y con la desaparición de los grupos más importantes. El rock había ganado terreno en los medios de comunicación, pero seguía habiendo escollos insalvables.
Revistas como "Expreso imaginario", "Estornudo", "Algún Día" y "Roll", en distintos momentos y con distintos logros, sirvieron para apuntalar la difusión del movimiento, algo en lo cual colaboraron infinidad de revistas subterráneas. El 11 de noviembre de 1977, Charly hace un recital como despedida que se llamó "Festival del amor". Allí volvería a juntarse Sui Generis de manera informal, La Máquina tocaría por última vez y estarían presentes todos sus amigos. Algo así como la primera formación de Serú Giran. Luis Alberto Spinetta, Litto Nebbia, Rodolfo Mederos y Domingo Cura participaron de un espectáculo llamado "Encuentro".
En 1978 vuelve a la carga Pappo’s Blues. A León Gieco, con El fantasma de Canterville, y Nito Mestre y Los Desconocidos de Siempre, con su primer álbum, les fue muy bien. Ricardo Sóule se abría de Vox Dei y Litto Nebbia preparaba el equipaje para radicarse en México por algunos años.
El exilio también alcanzó a algunos integrantes de Crucis y posteriormente a León Gieco. Cuando la fiebre del fútbol mundial taponaba cualquier intento musical, un nuevo fenómeno daba sus primeros pasos coincidiendo con una supuesta muerte del rock propagada por cierta prensa: Serú Giran. Cambió las cosas, rescató la energía, el encanto de la canción, el fiel reflejo de una realidad agobiante y la participación del público en los recitales. La reunión de Almendra contribuyó al replanteo de las estructuras musicales. Y el rock recuperó gran parte de su público. Esta fue un buen negocio y sin darse cuenta el rock cayó en un período de "revival" que abrió nuevamente el panorama.
Muchos renombres engrosaron la lista de los reaparecidos: Manal, Moris, Espíritu, El Reloj, Pedro y Pablo. Estos últimos fueron fundamentales en la nueva tendencia que se impondría poco tiempo después: la canción contestataria. Ya comenzaban a aparecer los nombres que marcarían los años '80. Por un lado Pappo despedía a Pappo’s Blues y presentaría en sociedad Riff. Por el otro, se formaban bandas como Dulces 16 y Virus, que comienzan a remar desde La Plata, lugar que albergaba a Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. Manal se volvió a juntar. Serú Giran hace un recital gratuito en La Rural al que acuden 60.000 personas. Raúl Porchetto alcanza un pico de popularidad con Metegol, al igual que La Banda, grupo de Rúben Rada.
La peor represión de la dictadura militar había pasado en 1981, y muchos músicos regresaron al país para júbilo de sus fans. Ellos fueron Litto Nebbia, Miguel Cantilo, Piero y Moris. No pocos se percataron del regreso de Miguel Abuelo, que primero conformó un trío y luego aumentó su banda hasta formar lo que sería los Abuelos de la Nada. El grupo Virus, liderado por Federico Moura, tocaba New-Wave que todavía no era muy valorizado por los músicos. Tuvieron que vivir eso en carne propia cuando se presentaron en "Prima Rock" en Ezeiza para mostrar en sociedad su gran trabajo "Wadu-Wadu" y los bombardearon con proyectiles. En marzo Serú Giran se separa porque Pedro Aznar decide profundizar sus estudios de música en Berklee. Otros músico que destacaba en la escena del momento era Alejandro Lerner.
En 1982 dos hechos marcaban la historia del rock en Argentina. Por un lado, la guerra de Malvinas, que provocó la inmediata censura de la música en inglés, logrando que el rock argentino consiguiera el espacio que reclamaba y merecía desde hacía mucho tiempo. Juan Carlos Baglietto fue la sorpresa de 1982, abriéndoles las puertas a músicos del interior postergados hasta el momento por el pulpo porteño.
El rosarino y su banda -en la que estaban Fito Paez, Silvina Garré y Rúben Goldín- bajaron a Buenos Aires y grabaron Tiempos Difíciles, un disco que los pondría en boca de todos.
El famoso y polémico Festival de la Solidaridad Latinoamericana confirmó el alcance masivo del rock argentino y sus artistas. La admisión sólo requería de la donación de ropa de abrigo. Los músicos preferían la paz antes que la guerra y su intención era solidarizarse con los soldados que sufrían en Malvinas.
La apertura política decretada por el Proceso significó el momento de auge de la canción contestataria. Y era lógico. El gobierno de facto había silenciado muchos sentimientos y la gente estaba ávida de escuchar, y los músicos ávidos por decir. Pero los músicos de rock -perseguidos, censurados, reprimidos, golpeados y temidos por la dictadura militar- comenzaban a apuntar sus artillerías hacia nuevos horizontes musicales.
En su gran mayoría, y sobre todo los creadores rockeros, se orientaron hacia un nuevo lenguaje musical, que estaba cambiando en el nuevo panorama internacional. El new-wave y su rescate de las melodías pop y la energía del rock and roll, habían dejado secuelas en el rock argentino. Curiosamente, los encargados de poner fin al auge protestón fueron unos undergrounds que tomaban la música de los '60 para reírse de todo: Los Twist. Ellos gestaron toda una época, la llamada "música divertida" coparía los oídos de los adolescentes.
Como contracara de esa propuesta, los músicos rosarinos, surgidos a la sombra de Baglietto, representarían la faceta "seria" de la escena. El punto de intersección de ambas propuestas era hacer arte en libertad.
El panorama se amplió cada vez más con el descubrimiento de nuevos nombres: Celeste Carballo, Fito Páez, Alejandro Lerner, que se sumaron a los grandes de la otra década: Charly Garcia, Luis A. Spinetta, Litto Nebbia, León Gieco, Raúl Porchetto, David Lebón, Miguel Cantilo.
Lentamente el pop ganó espacio en la música de rock y los grupos "modernos" fueron venciendo la resistencia del publico. Contrariamente a lo que muchos pensaban, la llegada de la democracia tras los oscuros días de régimen militar, mermó la popularidad del rock. La intensa difusión lograda en la época de Malvinas sirvió para ensanchar el margen de edad de los consumidores del género.
En 1983 resurgió el rock duro. De la mano del viejo líder del estilo, Pappo, con su grupo Riff, el rock pesado se implantó como un metálico movimiento de resistencia al avance del pop. Pero el furor no duró mucho, y para el '84 el heavy metal comenzaba a mostrar sus primeros signos de eclipsamiento. Sin embargo grupos como La Torre y Púrpura mantuvieron viva la llama del rock and roll. Los Twist, Virus, Los Abuelos, conformaron la punta del iceberg del rock "moderno".
Si bien no estaba Serú Giran para liderar el panorama, la carrera solista de Charly García sirvió de parámetro para medir las nuevas tendencias. Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota hicieron brillantes recitales a partir del repertorio de su primer disco, Gulp!. Miguel Mateos y Zas pudieron diferenciarse del resto con su segundo disco Huevos, y el tercero, Tengo que parar. Cuatro muchachas [Díaz, Epumer, Sinessi y Ruffianatti conformaban Viudas e Hijas de Roque Enroll, una idea comercial que funcionó mejor de lo que se esperaba.
En 1985, sale al aire la radio Rock & Pop. Es el primer intento de una radio que sólo se dedique al rock y resulta ser un boom de audiencia. Con medios, Soda Stereo grababa su segundo disco Nada Personal, que iniciaba una escalada en el gusto popular. Además de Patricio Rey, Sumo era la sensación más fuerte del underground. Luca Prodan y el resto de los de Sumo parecían marcianos que habían aterrizado en Buenos Aires. Sin embargo el grupo de 1985 fue Zas, cuyo disco Rockas Vivas fue el éxito del momento.
Los Violadores comenzaron como un irreductible grupo de Punk. Por su lado los Fabulosos Cadillacs, un grupo multitudinario, proclamó la llega del Ská. En 1987 Soda Stereo y Sumo fueron los grupos que mayor progreso evidenciaron. Sus discos Signos y Llegando los Monos, respectivamente, fueron muy vendidos. Soda comenzó a exportar su música y Sumo llegó a Obras.
Charly y Aznar graban juntos Tango 4 y Spinetta grabó junto a Fito Páez La, la, la, quien ya había registrado Giros. Lo que se observa claramente en esta segunda década es que el rock contó con tantos anticuerpos necesarios para atravesar una crisis profunda, que después llevó a una etapa de crecimiento ordenado, para pasar, por causa de la guerra de Malvinas, a una popularidad masiva.
Las ediciones discográficas y la cantidad de conciertos creció enormemente. Pero el mercado permaneció estático por la crisis económica que la democracia no pudo resolver.
Ultima Etapa [1987-2000].
La tercera década del rock nacional no comenzó muy bien a nivel institucional. Cuando Alfonsín llegó al gobierno varios grupos rockeros fueron invitados a participar de recitales al aire libre en parques públicos por la Secretaria de cultura de la municipalidad.
Todo cambió cuando asumió Felix Luna y suspendió esa serie de conciertos veraniegos, por considerar que "podrían provocar violencia". Pero el rock estaba muy ocupado para preocuparse por esa triste declaración.
1987 sería el año de cosecha de Soda, que provoca crisis histéricas en varios países latinoamericanos. Tras sus pasos estaban Los Enanitos Verdes. Quienes comenzarían a declinar serían los Zas, que perdieron terreno en la Argentina.
Uno de los primeros grupos de reggae fueron Los Pericos, que causaron conmoción con el tema El ritual de la banana, que empuja hacia arriba su álbum debut. Pronto aparecen más bandas como la Zimbabwe, Todos al obelisco, etc. Los Fabulosos Cadillacs comenzaron a crecer de ritmo con Yo te avise, su segundo trabajo.
Charly García vuelve a convocar multitudes con Parte de la Religión y Luis A. Spinetta madura su Tester de Violencia. Fito Páez comienza a recuperarse de las desgracias familiares con Ciudad de pobres corazones. Pappo vuelve a armar Riff con Oscar Moro y un muchacho que promete: Jaf. Los que inician un camino por el sendero del éxito son Los Ratones Paranoicos.
Pero lo peor del año fue la muerte de Luca Prodan en Diciembre de 1987. No podía controlar el alcoholismo. Iba a internarse en una clínica para desintoxicarse, pero murió dos días antes de cobrar la suma que se lo permitiría. Moría el hombre y nacía la leyenda. Cuando el rock no había asimilado la perdida de Luca, también moría Miguel Abuelo. Sólo, con pocos amigos alrededor y sin dinero, dejaba el mundo en marzo de 1988. Sumo se dividió en dos grupos: Divididos y Las Pelotas. Andrés Calamáro se dedicó de lleno a su carrera de solista sin mucho éxito.
Los que comenzaron a llenar cualquier lugar donde tocasen fueron Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. Hilda Lizarazú formo la banda Man Ray. Rata Blanca comenzó a imponerse como una banda de "metal clásico", tomando influencias de Deep Purple. Fabiana Cantilo mantenía su carrera de solista con algunos altibajos. Todos tus Muertos llegaba con el disco Invasión 88, un compilado Under. 1988 terminó con otra muerte: Federico Moura, que tomó al publico de Virus con la guardia baja. Su enfermedad fue mantenida en secreto por su entorno, y eso ayudó a que sus últimos días transcurrieran en paz.
En 1989 la crisis no perdonó a nadie, el país atravesó la peor hiperinflación de su historia. Para esa época el disco de vinilo ya era viejo y el compact caro.
El rock no sería ajeno a tales vaivenes y muchos contratos fueron devueltos. A comienzos de 1990, Fito Páez hace pública su decisión de irse del país y sus palabras causan revuelo. Tenía Tercer Mundo parado y sin miras de salir. En Europa lo edita y consigue un éxito masivo y regresa.
Mientras tanto Andrés Calamaro en España, junto con Ariel Roth y otros, conforman Los Rodriguez. Rata Blanca dió una gran sorpresa con sus millones de discos vendidos. Charly compone Filosofía barata y zapatos de goma en el que incluye su versión del Himno Nacional. La Portuaria grabó cuatro albumes, el último fue Huija. Diego Frenkel abandonó La Portuaria para grabar un álbum como solista.
Los años '90 fueron cambiantes para la escena del Rock nacional. Los grandes como Charly García, Spinetta, Fito Páez y Soda Stereo, mantuvieron intactos sus laureles. Fito Páez tuvo éxito masivo con las ventas de El amor después del amor, Circo Beat y Euforia. Spinetta fue diametralmente opuesto con la aparición de Fuego Gris. En 1995 volvió con Los Socios del Desierto y un repertorio renovado.
Charly García tuvo una década compleja. Atravesó dos internaciones tras un par de colapsos nerviosos. Pero nada pudo pararlo: en 1992 se reunió con Serú Giran -llenando dos River-, y dejó el álbum doble grabado en directo: Serú '92. Editó La hija de la lágrima, Estabas en llamas cuando me acosté e hizo un Unplugged para la cadena MTV. En 1996 se preparó para sacar Say no more.
Patricio Rey y los Redonditos siguen con su estilo underground vendiendo y convocando mucho público con su último disco Luzbelito. Illya Kuriaki & The Valderramas pasó de ser el grupo de "el hijo de Spinetta" a tener peso por derecho propio con Chaco, su tercer disco, el que rindió cuentas de un crecimiento. Rata Blanca y Attaque 77 disfrutaron de un éxito circunstancial con Mujer Amante y Hacelo por mi, respectivamente.
Las Pelotas se autoabastecieron sin necesidad de contar con una burocracia multinacional a la que abominaban. Los Divididos alcanzaron con su tercer disco, La Era de la Boludez, la masividad, una radiografía de la mentalidad argentina de los '90.
Los '90 fueron los años en los que el punk y el heavy metal trascendieron hacia la masividad, como lo hicieron Dos Minutos y Todos Tus Muertos. De la mano de Hermética el heavy metal volvió a reinar. Problemas internos hicieron que se dividan el Malón y Almafuerte. Ahora el centro metálico estaría en A.N.I.M.A.L., un trío muy potente. El grupo Los Visitantes se hizo de la nada, su mezcla de rock y tango devolvió al rock urbano su mística porteña.
En esa veta figuran Los Piojos, quienes vieron subir sus acciones en 1996, y Los Caballeros de la Quema. Por el lado de la cultura Stone, La Renga pisó fuerte con el álbum "Desnudo para siempre o despedazado por mil partes" y luego se fue asentando con otros de menor éxito. Viejas Locas se consolidó con "Me Gustas Mucho", hit durante 1999.
El rock alternativo no pudo establecerse, salvo los Babasónicos que fueron los únicos en llegar a Obras. Los Brujos han sido los más constantes pero todavía no vieron fortuna. Juana la Loca es otro que viene asomando. Ellos y los demás seguirán intentándolo. De eso se trata todo.
Referencia: www.rockerosargentinos.com
Fuente:www.elortiba.org
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