resumen: El origen de la música, encuadrado en la utilización que se dio al sonido (1) en los primeros estadios de la humanidad, y continuado con la concepción de arte como tal (2), será siempre un hecho imprescindible para una completa introspección antropológica. Sobre la utilización primitiva del sonido diremos cómo se hallaba en el mimetismo y el lenguaje; de la concepción del arte como tal, cómo se dio en las primeras civilizaciones avanzadas de Mesopotamia y Egipto. Esta concepción de arte es el paso que nos convierte en lo que somos. El actual occidente, el del siglo XXI, es un conjunto de civilizaciones y cambios culturales, resultado de miles de años. Egipto es la primera gran civilización, de la que se nutrió Grecia, que a su vez alimentó a Roma y luego nos fué legada a nosotros. Egipcio, griego y romano es nuestro pasado. Arte, Filosofía, Teología, Derecho, Ciencia... Escribir sobre Egipto es escribir sobre nosotros mismos, y, sobre todo, de la civilización en la cual, por primera vez, el arte fue entendido como tal, y de la cual se nutrieron todas las civilizaciones que nos preceden y forman la nuestra.
1. EL ORIGEN DE LA MÚSICA.
El ser humano, desde su aparición, ha volcado su empeño en buscar respuestas a las preguntas más fascinantes y difíciles de resolver. Aristóteles afirmó que todos deseamos saber por naturaleza (Metafísica); tal es la psicología del hombre. Como algo inherente, pensar en la música es una acción que no me pertenece. Me vuelvo a preguntar qué es, de dónde viene, cuándo apareció entre nosotros… Cuestiones éstas que me ayudan a discurrir acerca del porqué.
El tema ha sido ampliamente debatido y parece ser equívocamente resoluble, quedándonos como única opción el asimilar un campo de estudio abierto a diversas teorías.
1. LA TONALIDAD MUSICAL Y EL LENGUAJE
En primer lugar, parece lógico realizar un escrutinio, mediante la etnomusicología , sobre las civilizaciones de las tribus menos desarrolladas del planeta, aquellas que parecen haberse quedado atrás, para buscar una respuesta al cómo fue de la evolución musical. Para incidir en este territorio los problemas no son pocos. Como herramienta principal para la documentación sobre las costumbres musicales de una civilización primitiva vigente en nuestros días destaca el magnetófono, el cual es un evolucionado sucesor del fonógrafo inventado por Tomas Edison en 1877; en cualquiera de los casos, un grabador/reproductor. No obstante, es complicado indagar sobre el tema, debido a que no siempre la evolución musical va unida a la evolución de una civilización. Esto es, podemos encontrar unos pueblos más desarrollados que otros y que éstos (menos desarrollados) tengan una música más evolucionada que aquéllos (más desarrollados). No obstante, y como veremos a continuación, este tipo de pesquisas ha dado sus frutos en el campo del lenguaje.
Creo un hecho el que la música haya surgido a la vez que el lenguaje verbal, lo cual sostienen muchos estudiosos del tema. No es tarea precaria el imaginar una comunión entre ambas materias. Podemos afirmar que la aparición del lenguaje como tal se dio, entre otras cosas, gracias a la ampliación del campo semántico producido por la creación de herramientas hace millones de años (homo habilis). Esto es, una piedra, una cueva o un animal podrían haber sido antes entendidos sin un lenguaje, pero ¿de qué modo explicar aquello que acababan de crear, aquello que aún no tenía nombre y que no estaba configurado genéticamente para ser comunicado? De esta forma, el sonido emitido por un homínido para representar a dicha herramienta debía ser creado (que no innato, genético) sería un lenguaje sonoro, posiblemente unido a tonalidades musicales. China, al igual que innumerables tribus africanas donde se han realizado dichos experimentos, es un claro ejemplo de que el lenguaje puede estar íntimamente ligado a las tonalidades, pues según una misma sílaba sea entonada de una forma u otra la palabra puede cambiar de significado.
1.2. LA MÚSICA COMO MIMETISMO
La imitación, la afinidad de música y naturaleza, es la causa más importante, unida o no a la anterior, de la aparición de la música, no sólo por el hecho de poder ahuyentar con ella a las temibles fieras que les acechaban en tiempos remotos, o incluso para cazar, mediante el método de la seducción del apetito, sino también por razones distintas y más esotéricas.
He aquí uno de los descubrimientos más interesantes y extraordinarios, el que corresponde a la explicación concerniente a las civilizaciones totémicas, las cuales existieron ya en los primeros estadios de la humanidad. En dichas civilizaciones la vida discurría alrededor del tótem, un dios, el cual es representado como algo sobrenatural y divino mediante un ente u objeto real. Aunque la mayoría de las veces esta sacralización es hecha con animales, el tótem puede representar a elementos tales como el fuego (dios-fuego) o a una simple piedra (dios-piedra). De este modo, podríamos encontrar un tótem que representase al viento como divinidad, a un león, a un ave, o a cualquier otra cosa. Pues bien, con esto nos basta: había que adorar al tótem. Veamos dónde entra en juego la música.
Las civilizaciones totémicas eran profundamente religiosas, como hemos visto, y uno de los actos de adoración era el mimetismo. Se trataba de imitar al dios-tótem, porque el hacerlo suponía acercarse a él. Todo ello debido, entre otras cosas, al principio mágico de que “lo semejante actúa sobre lo semejante” (principio que ha sido causa, por ejemplo, de reproducciones pictóricas de caza, en cuevas como las de Altamira -pensando los primitivos, en este caso, que así como lo habían pintado, cazarían).
Puesto que había un dios para tan larga variedad de objetos, habría diferentes tribus u hombres tratando de imitar lo mejor posible a los tótemes existentes. De una forma u otra, la tribu que hubiese de adorar a un tótem ave llevaría alas, plumas, un pico y quién sabe cuántas cosas más. Lo que si es seguro es que deberían entonar melodías como dulces pájaros, gruñir como leones o barritar como elefantes. Como es lógico, con el paso del tiempo el arte mimético se irá perfeccionando, llegándose a crear unos complejos rituales en los cuales la música formará parte importante de un modo exuberante. El sonido es lo que más les identificaba con el tótem y, por ende, con lo divino, entrando así a formar parte esencial en sus vidas.
Pero de pronto, podemos intuirlo, se encontrarían con una solución al problema de la difícil imitación de algunos sonidos, o cuya imitación podría ser mejorable (unido a la necesidad ya citada, no lo olvidemos, de ahuyentar o cazar fieras): los instrumentos primitivos. Es bastante sugestivo el pensar en ello. Puesto que la vida estaba íntimamente relacionada con lo divino, qué menos que buscarle una solución a tales dificultades, qué menos que elevar el grado de elaboración de los rituales mágicos, tanto para cazar como para acercarse al tótem. Hablo de instrumentos primitivos, los cuales se encontrarán en diferentes lugares, entre los que destacan las regiones babilónicas y Egipto (que veremos a lo largo de este artículo). Según la clasificación de Curt Sachs en su obra Historia de los Instrumentos Musicales, son los siguientes: En primer lugar destacan los instrumentos autófonos, o sea, los que producen el sonido por medio de su propia materia, tales como piedras golpeadas unas contra otras, el batir de las palmas, ramajes, silbidos, semillas u objetos de este estilo (siendo sucesores de este tipo de instrumentos los xilófonos o los litófonos). Siguen a este tipo de instrumentos los membranófonos, es decir, los instrumentos de percusión, que al principio serían golpeados con las manos y, con el tiempo, con palos elaborados y otro tipo de materiales. Los cordófonos, de cuerda, serán más complejos y característicos de civilizaciones más avanzadas, destacando entre ellos instrumentos tales como el arpa. Los aerófonos no son menos trabajosos, existiendo, no obstante, ejemplares que datan de hace más de veinticinco mil años; la trompeta y la flauta son sólo algunos ejemplos de estos instrumentos, que eran construidos con huesos, maderas, caracolas, etc. Uno de los instrumentos más antiguos de este tipo es el bastón silbante.
Hasta aquí la música era sólo algo imitativo, y quizás una parte del lenguaje. Sólo cuando el hombre comience a preguntarse científicamente por la música será cuando comience a dejar de ser un simple elemento imitativo para ser un arte -imitativo o no.
2. ARTE Y MÚSICA EN MESOPOTAMIA Y EGIPTO.
Partiendo de la base de una música melódica y de un concepto de armonía desconocido que no se dará en la Antigua Grecia, ni en Roma, ni muchos años después, las primeras manifestaciones de la música como arte las encontramos en las regiones de Mesopotamia y Egipto, sobre todo a partir del 3.000 a. de J.C., año en el que comienza el génesis de ambas como civilizaciones avanzadas, donde encontraremos los instrumentos musicales más antiguos (recuérdese la clasificación de Curt Sans).
Creo por ello conveniente el hacer un breve resumen de la vida egipcia y mesopotámica para poder entender cómo y porqué apareció el arte, en el que seguidamente haré hincapié en general, demostrando así la magnificencia de sus culturas. Finalizaré destacando, por último, la música de estas regiones en particular.
La agricultura de regadío y la ganadería serán la base de dichas culturas y los ríos la de su subsistencia, pues son países cuya existencia se da en torno al río, que es la arteria que da vida al pueblo en sus diferentes ramificaciones. De la necesidad de controlar las crecidas y bajadas de agua aparecerá el calendario,
Fueron los primeros hombres del mundo que descubrieron el ciclo del año, dividiendo su duración, para conformarlo, en doce partes... (Heródoto , 2006).
Por un lado, por miedo a inundaciones (sobre todo en Mesopotamia por la mayor violencia del caudal de sus ríos).
El Nilo, durante sus crecidas, inunda no sólo el Delta, sino también parte del territorio que suele decirse que pertenece a Libia y a Arabia, y ello hasta una distancia de dos días de camino a una y otra margen. (Heródoto, 2006).
Por otra parte, servirá para mantener un control sobre el agua y aprovecharla. Razón por la cual se hará igual de necesaria la construcción de diques y canales.
Con todo ello, se aseguró la manutención de las clases altas (altos comerciantes, sacerdotes…), el desarrollo de la economía y la documentación, así como la aparición de ciencias de envergadura, tales como la astronomía, la geometría o las matemáticas.
Sesostris (…) repartió el suelo entre todos los egipcios, concediendo a cada habitante un lote cuadrangular de extensión uniforme (…) enviaba a algunas personas a inspeccionar y medir la disminución que había sufrido el terreno para que, en lo sucesivo, pagara una parte proporcional del tributo impuesto (…) para este menester se inventó la geometría, que luego pasó a Grecia. (Heródoto, 2006).
Gracias a todo ello y después de una larga evolución, ambas civilizaciones, sobre todo Egipto, se convertirán en el centro de atención de sabios, artistas, comerciantes y todo tipo de intelectuales (Thales, Pitágoras, Arquímedes, Platón…).
A continuación, estudiaremos ambas civilizaciones por separado centrándonos en el arte.
2.1. MESOPOTAMIA, EL ARTE DE UN PAÍS ENTRE RÍOS.
En cuanto a Mesopotamia, su toponímico es “país entre ríos” (el Éufrates y el Tigris), siendo los sumerios la base de su asentamiento, seguidos de los acadios y finalmente, sobre el año 2000 a. de J.C., de asirios, hurritas, elamitas, etc. El arte, como ya se ha dicho, fue considerado al servicio de la religión, y desde él se llegaba y entendía a los dioses, por lo que su importancia fue máxima. Interpretando el universo como un estado, toda la naturaleza para ellos poseía vida. Ramman, dios del trueno, era poseedor de un poder extraordinario, podía destruir la base del asentamiento mesopotámico: las cosechas. A través del arte se buscaba la armonía con los dioses.
En arquitectura destaca la creación del arco y la bóveda, debida en parte a la escasez de piedra y la abundancia de barro, razón también por la cual el ladrillo sería uno de los elementos básicos de este arte. En cuanto a los templos, centro económico de las ciudades, destaca su grandeza, sustituida por la creación de los zigurat (se tiene noticia de unos treinta y cinco, siendo choga zanbil uno de los mejor conservados hoy en día, y la torre de babel el más nombrado gracias a las Santas Escrituras), que están coronados por la morada del dios. Haciendo referencia a la utilización del ladrillo cocido (característica principal) y a la grandeza del zigurat, La Biblia nos lega un buen ejemplo cuando habla de la citada torre:
Toda la Tierra tenía una misma lengua y usaba las mismas palabras. Los hombres en su emigración hacia oriente hallaron una llanura en la región de Senaar y se establecieron allí. Y se dijeron unos a otros: «Ea, hagamos ladrillos y cozámoslos al fuego». Se sirvieron de los ladrillos en lugar de piedras y de betún en lugar de argamasa. Luego dijeron: «Ea, edifiquemos una ciudad y una torre cuya cúspide llegue hasta el cielo. Hagámonos así famosos y no estemos más dispersos sobre la faz de la Tierra»
En cuanto a los palacios, la misión era impresionar al vidente con la grandiosidad del soberano. El palacio de Sargónen Jorsabaddel siglo VIII a. de J.C. es uno de los más destacados. Aquí, al contrario que en Egipto, no encontramos elementos de carácter funerario debido al extraño pensamiento de finitud mesopotámico (no creían en la vida después de la muerte).
En pintura, poco nos queda sin destruir, debido a la mala calidad de los materiales empleados. De lo que sabemos podemos destacar su frontalidad (sin perspectiva) y que parece haber sido estrictamente decorativa.
En cuanto a la música, la pérdida es difícilmente superable. Los pocos conocimientos que tenemos de ella se basan en los instrumentos y textos encontrados al respecto. No obstante, conservamos datos muy reveladores. Los textos mantenían una íntima relación con los sonidos, tal y como ocurrirá con la lírica griega años después. Encontramos, en el tercer milenio antes de cristo, instrumentos que se servían de acompañamiento al canto como la lira o el arpa, cuya afinación desconocemos y, por ende, resulta complicado realizar una reproducción fiable. Por otra parte, la música sería un gran alivio ante la carencia en Mesopotamia de una idea de salvación post mortem, y esta música servirá como legado a países como Egipto, India, Palestina y Grecia.
2.2. EGIPTO, EL ARTE QUE VIAJA HACIA LO DIVINO.
Los egipcios fueron los primeros en adoptar advocaciones para doce dioses –costumbre que los griegos tomaron de ellos- y los primeros en dedicar altares, estatuas y templos a los dioses y en esculpir relieves en piedra. (Herodoto, 2006 -Libro II, Capítulo 4)
Egipto fue la mayor civilización de la historia, aún hoy no ha sido superada en duración (tres mil años), pues después de la unión entre el bajo y el alto Egipto en un reino único, el crecimiento sería inmenso, siendo la mayor razón de peso de su crecimiento el carácter estático de sus pensamientos y costumbres. Los egipcios poco cambiaron en tan larga trayectoria. Se agarraron fuertes a la tradición. El faraón era un dios-hombre. El Nilo también era un dios y de él dependía la manutención del país. La frase “el hombre es la medida de todas las cosas” del sofista Protágoras parece indicada para definir la civilización egipcia. El mito de Osiris es uno de los más importantes por ser el que más se identifica con la ideología que practicaban.
Osiris, conocido como un legendario rey de Egipto, fue brutalmente asesinado repetidas veces a causa de la envidia de su hermano Seth. En una de tales ocasiones Seth encerró a Osiris en un cofre de su medida (a) que arrojó al río. Pero Isis, su esposa y hermana, pudo rescatarlo. Seth, enterado de lo sucedido, descuartizó a Osiris y esparció su cuerpo por todo Egipto. De nuevo Isis recogió cada parte del cuerpo de Osiris (b) y, con ayuda de Nepthis y Anubis, lo embalsamó (c) y le devolvió la vida. Lo cual no habría sido posible si Horus, su hijo, no hubiese gobernado Egipto y combatido a Seth en la ausencia de Osiris: “<< ¡Osiris! – dice Horus – tú partiste, pero has retornado; te dormiste, pero has sido despertado; moriste, pero vives de nuevo >>” (ELIADE, M. 2005).
A continuación, algunos ejemplos de lo que este mito representaba: (a) hace referencia al sarcófago; (b) lo hace la creencia de que el cuerpo ha de estar intacto para llegar a la vida eterna (en un viaje que hacía el cuerpo después de la muerte); y (c) a la momificación.
El arte en Egipto es imprescindible. La religión es el corazón de Egipto y el arte es el corazón de la religión. Sin arte, tanto como sin el Nilo, Egipto no es nada. Sin él no hay vida eterna ni comunicación con los dioses. Por otra parte, el arte no está hecho para impresionar, sino para ser eternamente vivido. No hay noción de lo estético sino de lo simbólico. Todas las obras divinas (escultóricas, arquitectónicas, pictóricas…) son creadas como el reflejo del cielo en la tierra. Sin esa representación el egipcio no hace su viaje a la eternidad. Por todo ello, “no hay artistas en el antiguo Egipto. No existe distinción entre lo manual y lo intelectual. El que crea trabaja con su espíritu y con sus manos. Ser artesano es crear vida. No es casual que los más importantes personajes del Estado sean antiguos artesanos que practicaron numerosos oficios” (JACQ, C. 2003).
En arquitectura, como es lógico, destaca la civil (casas) y la religiosa (templos). La civil es inestable, pues está hecha con materiales perecederos para ser generacional. La estrictamente religiosa, que encuadra el carácter sagrado del faraón y la creencia en la vida después de la muerte, es creada para pasar a la posteridad. Destacan las las tumbas y los templos dedicados estrictamente a divinidades. El material, la piedra. El arco, ausente. Las columnas, decoradas con capiteles cuya ornamentación era vegetal y fustes destacados incluso con relieves. Los templos, pues, se dividían en dos tipos: los templos solares o funerarios y los dedicados a las divinidades. Las tumbas (templos solares), a su vez, se dividían en tres tipos (Anaya: 1991). En primer lugar destacan las mastabas, las cuales parecen ser las más convencionales, aunque no las más impresionantes; en ellas, como en los demás tipos de tumbas (que explico a continuación), sobresalía una parte por encima del terreno, estando la tumba, aunque intercomunicada con el exterior, situada subterráneamente en un habitáculo creado para ello. En la tumba, el difunto convive junto con esculturas, jeroglíficos, pinturas y otros objetos, que le harán llegar al lugar divino donde le recibirán con un banquete a la vida eterna. En segundo lugar, las pirámides, primero escalonadas y romboidales después, seguidas estas, a su vez, de las pirámides regulares más conocidas -destacando entre ellas las pirámides de Keops , Kefrén y Mikerinos, en Gizeh. En tercer y último lugar, destacan los hipogeos, unas galerías subterráneas realizadas en las paredes de las montañas rocosas situadas en los acantilados del Nilo. En todos ellos, se presuponía una energía espiritual que rondaba por todo el interior de la arquitectura. Entrar en el templo era estar en contacto directo con los dioses. Es de destacar el hecho de que las pirámides tenían su templo solar en el interior, intercomunicado por una rampa subterránea. Sobre estos tres faraones, Heródoto narra lo siguiente:
Quéops (…) sumió a sus habitantes en una completa miseria (…) ordenó a todos los egipcios que trabajasen para él. (…) a unos se les encomendó la tarea de arrastrar bloques de piedra, desde las canteras existentes en la cordillera arábiga, hasta el Nilo, y a otros les ordenó hacerse cargo de los bloques (…) Trabajaban permanentemente en turnos de cien mil hombres, a razón de tres meses cada turno (…) En la pirámide consta, en caracteres egipcios, lo que se gastó en rábanos, cebollas y ajos para los obreros. (…) Los egipcios decían que el tal Quéops reinó cincuenta años y que, a su muerte, heredó el reino su hermano Quefrén (…) se comportó, en general, igual que su antecesor y también mandó construir una pirámide (…) en su subsuelo no hay cámaras subterráneas, ni llega hasta ella un canal procedente del Nilo, como el que penetra en la otra pirámide por un conducto artificial que, en su interior, rodea una isla, en la que, según dicen, yace el propio Quéops. (…) Por el odio que sienten [los egipcios] contra esos reyes (…) las llaman “pirámides del pastor Filitis”. Tras Quefrén reinó (…) Micerino, hijo de Quéops. (…) siendo, de entre todos los reyes, quien dictó a los egipcios más justas sentencias (…) es el rey a quien más alaban. (Heródoto: 2006. -Libro II, capítulo 124).
En cuanto a la escultura, no es menos importante para los egipcios y su religión. Encontramos un tipo de escultura que representa a dioses y otro tipo que representa a los faraones. En la imagen de la derecha podemos ver representado a Horus, el “halcón guardián del edificio sagrado y protector de la monarquía faraónica” (JACQ, C. 2003). El dios representado se identificaba íntimamente con la escultura hasta el punto de albergarse en ella su espíritu. Cuando el representado era el faraón, se aseguraba así la eternidad. Esto dio lugar a que las estatuas (escultura exenta), en ocasiones, no fueran hechas para ser vistas, ya que eran enterradas bajo tierra para la eternidad. Los representados eran idealizados en vida y en las facciones físicas de la escultura. El material solía ser la piedra; así nos lo ratifica uno de los tipos escultóricos más grandiosos e impresionantes: el de las esfinges, que representan al faraón o a un dios. Destaca la Gran Esfinge de Gizeh (2550 a. de J.C.) de setenta y tres metros de alto, teniendo un rostro de más de cuatro metros de anchura. Otro tipo de esculturas son las cabezas de sustitución; las estatuas colosales (conocidas como colosos), entre las cuales destacan los colosos de Abu Simbel (Fot. Izq.); y las estatuas-cubo. No podemos perder de vista que esta arquitectura destaca por su hieratismo y su carácter simbólico (que no estético), además, las figuras escultóricas son frontales, están hechas para ser vistas de frente, lo que hace que la parte posterior no tenga importancia. Son totalmente simétricas. Por otra parte, destacan esculturas realizadas en madera, aunque éstas son muchas menos y de tamaño menor debido a la escasez de árboles y troncos de madera gruesos. Finalmente, hay que destacar el empleo de metales para la decoración de las esculturas, así como la utilización de piedras de colores para los ojos y el policromado. A la derecha, muestro una fotografía detalle de un sarcófago faraónico. La viveza que le caracteriza hace que sintamos al verlo una sensación estética muy profunda. La belleza del sarcófago y la expresión solemne del faraón es inefable. Si pudiésemos mirarle a los ojos sentiríamos una especie de escalofrío. A pesar de los materiales utilizados, y esos coloridos tan distintos a la realidad, el faraón parece estar ahí, despierto, como pudiéndose levantar en cualquier momento. ¿No es impresionante? Por otra parte, podemos encontrar bajos y medios relieves situados en distintas partes de los templos (columnas, paredes…), así como en los obeliscos u otros elementos arquitectónicos y escultóricos, en los cuales no solo se mostraban imágenes de faraones o dioses, sino una grandísima cantidad de jeroglíficos, en los cuales se relatan hechos o mitos egipcios de los que se extrae en gran parte la historia de Egipto. Podemos ver un ejemplo claro de ello en las fotografías posteriores. La colocada a la izquierda es una fotografía de un relieve situado en un muro del templo egipcio de Luxor. La fotografía de la derecha es un relieve del faraón Augusto.
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En cuanto a la pintura, la conservamos mucho mejor que en Mesopotamia gracias al tratamiento inicial de las paredes. Al igual que la escultura, reviste gran importancia para la religión. Era utilizada en numerosos lugares como ornamentación y, como no, como otro modo más de hacer llegar al enterrado al sitio en el que se asegurase la vida eterna (en ese largo viaje que hacía el espíritu). Las primas pinturas egipcias datan del año 4.000 a. de J.C. siendo éstas de forma simple, cual arte rupestre. Además, mediante ella se solían representarse batallas, escenas cotidianas, motivos vegetales y animales, mitos y escrituras, lo que hace que la pintura nos ayude a conocer su cultura y su historia. Artísticamente, al igual que en la escultura, las creaciones pictóricas eran bidimensionales, no tenían fondo ni perspectiva y se daba la ley de la frontalidad (por estar hechas para ser vistas de frente; en las figuras humanas los ojos se pintaban de frente; cabeza, pies y manos de perfil), eran representaciones hieráticas y estáticas, aunque en el fondo mantenían un agradable y suave dinamismo. El por qué es sencillo, al igual que en la escultura y en la arquitectura, no querían calidad pictórica en cuanto que estética, simplemente persistían en una finalidad práctica: representar ideas. Encontramos ejemplos de pinturas en todos los tipos de templo funerario. Como podemos apreciar en la fotografía, las obras pictóricas egipcias daban mediante el uso de colores llamativos y la frontalidad un carácter solemne a las arquitecturas. Por otra parte, y como ya se ha dicho, también encontramos elementos pictóricos en la escultura. Además, lo bueno que tenía la pintura es que era más barata, por lo que también fue utilizada en los enterramientos civiles. En cuanto a lo representado, debía mantener unas proporciones simétricas, y si era un hombre o una mujer siempre se hacían jóvenes.
De la música en Egipto poco se sabe .Sin embargo, no podemos dudar de su importancia y de que los egipcios la trataron como a algo esencial. Partiendo de la premisa histórica de que Egipto era una sociedad esencialmente agrícola encontramos respuesta a la aparición de la música como tal. Los instrumentos egipcios tuvieron características extrínsecamente utilitarias. Dos palos golpeados para ahuyentar a las plagas de las cosechas serían la base de la percusión utilizada en los ritos. Dichos ritos, realizados en honor de los dioses, en tanto que estos les beneficiasen con buena cosecha, utilizarían el mismo sonido empleado para ahuyentar a las plagas, esta vez interpretados al son de las danzas que pretendían la fertilidad de los campos. En cuanto a los cantos, acompañados con instrumentos, se transmitían de forma oral, por lo que su reproducción se hace imposible. Sacerdotes y sacerdotisas alzarían su voz al son de instrumentos como el sistro, el arpa, los crótalos o grandes panderos . Numerosas pruebas así lo atestiguan (instrumentos representados en la ornamentación jarrones, vasos, paredes, etc., instrumentos conservados que lo corroboran…). De este modo, la música también formaba parte de la vida divina (pues los sacerdotes estudiaban música para adaptarla a favor de la religión egipcia, los músicos la interpretaban en honor a los dioses y faraones), cotidiana (pues era imprescindible en cualquier fiesta o acontecimiento importante) y estudiantil (creación de escuelas de músicos profesionales). El mismo Pitágoras parece haber estudiado en Egipto. La primera teoría musical egipcia data del 3.150 a. de J.C., lo cual hace evidente su desarrollo durante los siguientes milenios. Los instrumentos encontrados o representados , tales como sonajeros, tambores, crótalos, liras, guitarras, flautas, sistros, etc. En pintura se representa numerosas veces a hombres músicos, a instrumentistas interpretando piezas para dioses o incluso a dioses tocando un instrumento, elevando la música al ámbito divino.
Entre otras costumbres destacables, hay que resaltar que tienen un único tipo de canto, el canto en honor de Lino, el mismo que se canta en Fenicia, Chipre y en otros lugares (…) lo cantan desde siempre, si bien en lengua egipcia Lino se llama Maneros (…) hijo unigénito del primer rey de Egipto que, a su prematura muerte, fue honrado por los egipcios con esos fúnebres lamentos; y agregaron que ésta ha sido su primer y única forma de canto. (Heródoto, 2006 – Libro II, capítulo 77)
La lira parece provenir del arco utilizado para la caza o la guerra, y es uno de los instrumentos de cuerda más apreciados de Egipto. Los instrumentos de viento son también importantes, y no sólo encontramos la flauta recta sino que también hallamos una especie de clarinete doble, de caña, cuya ejecución por dos tubos se planteaba al unísono. Por otra parte, y como sucederá en Grecia, la música no era tal y como la entendemos actualmente, sino que normalmente estaba íntimamente unida al canto y a la danza.
Ergo, si miramos atrás, buscando un origen, veremos cómo los pasos se van difuminando a modo de sfumatto, hasta encontrarnos con una oscura y casi apagada luz llena de misterios sobre el desarrollo que dio origen a la mayor de las artes.
Por ello, y para finalizar con esta escueta investigación, daré paso a unas últimas líneas de desahogo, habiendo entendido que la música, que de hecho es eterna, dio su primera aparición en la vida humana, como lo hacen la mayoría de las cosas, de forma azarosa, esta vez de la imitación, del intento de comunicación o de la simple necesidad de unos cazadores. Siendo empero, con el tiempo, convertida en uno de los fenómenos más complejos e importantes para la evolución y el desarrollo hacia lo mejor, un factor indispensable para una introspección universal. No podemos dudar de su capacidad, de su existencia imperecedera. Sólo debe ser descubierta, traída a nuestro mundo. Nunca el ser humano podrá prescindir de la música, que de un momento a otro aparecerá, pues es nuestra y forma parte de nosotros. Así sucederá con las nuevas generaciones, así pasó con las antiguas y así será siempre, en este mundo o en otro, ante nosotros o ante otros seres. La música es parte imprescindible del universo, y cualquier ser que pertenezca a él pertenecerá también a la música.
BIBLIOGRAFÍA
- ELIADE, M. Historia de las creencias y de las ideas religiosas. RBA. Barcelona, 2005.
- HERODOTO. Historia. Gredos. Barcelona, 2006.
- JACQ, C. Guía del antiguo Egipto. Planeta. Barcelona, 2003.
- RAMÓN BROTONS, J. y DÍAZ CAMPO, O. Enciclopedia de las Grandes Civilizaciones. Anaya. Madrid, 1991.
- RANDEL, D. Diccionario Harvard de Música. Alianza. Madrid, 1997
- ROBERTSON, A. Y STEVENS D. Historia general de la música. De las formas antiguas a la polifonía. Istmo. Madrid:1983 traducción de Aníbal Froufe.
BIBLIOGRAFÍA ADICIONAL RECOMENDADA
- PELINSKI, R. Invitación a la etnomusicología: quince fragmentos y un tango. AKAL. Madrid: 2000.
- PEREZ ARROYO, R. La música en la era de las pirámides. Centro de Estudios Egipcios.
NOTAS A PIE DE PÁGINA
1. La etnomusicología, según el Diccionario Harvard de la música, es “una subdivisión de la musicología que se ocupa fundamentalmente del estudio comparativo de las músicas del mundo, de la música como un aspecto de la cultura y de la música de tradición oral”. A continuación cita como otras definiciones posibles algunas como “antropología de la música” o “el estudio de la música por alguien ajeno a su cultura”, también advierte de que “la mayoría de los músicos investigan música folklórica no occidental”. Puede ser considerada como una ciencia (independiente) muy joven, puesto que comenzó a principios del siglo XIX y sólo en el siglo XX se empezó a utilizar el término, Jaap Kunst fue el primero, substituyendo así al antes utilizado de “musicología comparada”.
2. La idea fundamental de Feuerbach es que “la teología es el secreto de la antropología”. Es decir, la esencia del hombre se encuentra divinizada y puesta en dios, pues “el hombre ha creado a dios a su imagen y semejanza”, llegando a hablar incluso del ateísmo dentro del propio cristianismo.
3. Historiador y geógrafo griego que vivió entre los años 484 y 425 antes de Cristo, considerado como el padre de la historiografía, primer historiador de Egipto y autor de la frase: “Egipto es un don del Nilo”.
4. En Mesopotamia se llegó incluso al extremo de construir parte de los poblados sobre plataformas artificiales, para paliar el daño producido por las inundaciones.
5. La escritura pictográfica egipcia (jeroglíficos) la conocemos gracias a Jean-François Champollion, que consiguió descifrarla en el año 1822.
6. (a) hace referencia al sarcófago; (b) lo hace la creencia de que el cuerpo ha de estar intacto para llegar a la vida eterna (en un viaje que hacía el cuerpo después de la muerte); y (c) a la momificación.
7. También conocida como “La Gran Pirámide”, de 146,5 metros de altura, es considerada como una de las siete maravillas del mundo antiguo.
8. No obstante, me gustaría recomendar el libro La música en la era de las pirámides del musicólogo Rafael Pérez Arroyo. En él se muestra un proyecto realizado en Egipto que representa más de diez años de investigación. Han trabajado en él decenas de especialistas, destacando la experta en antigüedad egipcia y bioquímica, Syra Bonet, que hacen que este libro sea una base imprescindible para el conocimiento de la música en Egipto (constructores de instrumentos, filólogos…). Incluso ha conseguido reconstruir composiciones musicales, que pueden conseguirse con la compra del libro. Fue nombrado Mejor libro técnico-científico 2002 por el Ministerio de Cultura. Lo más impresionante es que es solo el primero de los cuatro que se propone publicar este músico.
Artículo de Daniel Martín Sáez
revista nº 0004 de Sinfonía Virtual.
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