martes, 6 de diciembre de 2011
sábado, 3 de diciembre de 2011
JACK BRUCE, EL MEJOR BAJISTA DE LOS ¨60 Y SU INSOLITO BAJO: EL FENDER BASS VI.
Uno de los instrumentos más peculiares creados por Fender fue el Bass VI, un bajo de 6 cuerdas, escala corta, cuerdas de calibre ligero, y afinado una octava más grave que una guitarra. Pocos fueron los músicos que adoptaron este instrumento, que se puso a la venta en 1961 y fue retirado de la circulación en 1975 a causa de su escaso éxito comercial.
Pero si por algo merece ser recordado este modelo es porque uno de los pocos instrumentistas que lo usó regularmente fue Jack Bruce: probablemente el mejor bajista de los años 60.
A principios de la década de los 60, la casa Fender ya había creado instrumentos tan extendidos como las guitarras Stratocaster y Telecaster o los bajos Precision y Jazz Bass, perfectas combinaciones de diseño, funcionalidad y robustez. Sin embargo, para la creación del Bass VI, Fender no partió de una idea original, sino que copió el concepto del bajo de 6 cuerdas de la empresa Danelectro, que ya había comercializado un modelo de estas características en 1956. El modelo de Danelectro hizo fortuna entre los músicos country, que lo utilizaban como “tic tac bass”: doblaban el bajo normal con el de seis cuerdas, más agudo que aquel, obteniendo un sonido especial.
El modelo de seis cuerdas de Fender no tuvo la misma suerte. Hasta su retirada del mercado en 1975 se fabricaron menos de 800 unidades. Quizá el motivo de su fracaso fuera que el Bass VI pretendía ser un modelo intermedio entre bajo y guitarra, con características de uno y otra, resultando demasiado ambiguo para encontrar un nicho de mercado lo suficientemente amplio.
Las peculiaridades del Bass VI
Las características del Bass VI que lo acercaban a una guitarra eran las siguientes:
- El cuerpo se asemejaba al de la guitarra Fender Jazzmaster, y era idéntico al de la Fender Jaguar que se comercializaría posteriormente, a partir de 1962.
- Disponía de tres pastillas, lo que le daba enormes posibilidades sonoras frente a las dos pastillas del Jazz Bass o las dos “medias pastillas” del Precision Bass.
- Era posible seleccionar las pastillas individualmente mediante tres interruptores.
- Contaba con una palanca de vibrato, algo impensable hasta entonces en un bajo.
- La escala, es decir, la longitud desde la cejilla hasta el puente: 30″ frente a las 34″ de los bajos normales.
- El calibre de las cuerdas, que eran más delgadas, produciendo un sonido más agudo. El bordón (la cuerda más gruesa) tenía una medida de 0.95, frente a la medida standard de 1.05. En esto se diferenciaba del modelo de 6 cuerdas de Danelectro, que usaba un calibre aún más ligero (0.84 el bordón).
Jack Bruce
Pero Jack Bruce no era un bajista cualquiera. En su juventud había recibido formación musical clásica, y tocaba contrabajo, cello, piano y armónica. Sus gustos musicales le inclinaban hacia el Jazz, lo que le hizo abandonar sus estudios de música clásica. Tras establecerse en Londres a principios de los 60, se incorporó a Blues Incorporated, el grupo de Alexis Korner, pionero del Rhythm’n'Blues británico. En esta época, Bruce tocaba el contrabajo.
En 1963, Graham Bond, miembro de Blues Incorporated, abandona a Alexis Korner y se lleva con él a Jack Bruce y al batería Ginger Baker, futuro compañero de Bruce en Cream. Con el grupo de Graham Bond, además de seguir tocando Rhythm’n'Blues con raices en el Jazz, Bruce y compañía empiezan a participar en sesiones de grabación para otros artistas, con lo que obtienen unos ingresos adicionales. Es entonces, alrededor de 1964, cuando Jack adquiere el Bass VI, un modelo sunburst (como el mostrado en la imagen) mucho más manejable que el contrabajo, y más versátil para las sesiones de grabación.
¿Por qué se decidió Jack Bruce por este insólito modelo de bajo?
Probablemente influyeron en la decisión la posibilidad de tocar solos (más habituales en el Jazz que en el Pop) y las posibilidades que ofrecían las tres pastillas, lo que le permitiría cambiar el sonido para tocar Jazz y Rhythm’n'Blues o sesiones para otros artistas. En cuanto a la necesidad de adaptarse a las medidas del instrumento, no debía ser un gran problema, pues Bruce ya había pasado del cello al contrabajo con anterioridad.
Jack Bruce con Graham Bond
Durante 1965, Jack Bruce graba dos álbumes con el grupo de Graham Bond, la Graham Bond Organization: The Sound Of ’65 y There’s A Bond Between Us. En ambos alterna el contrabajo con el Bass VI, y en ellos puede apreciarse su sonido, algo más apagado que el de un bajo ordinario. Obviamente, también puede apreciarse la técnica de Bruce, cuyo modo de tocar era calificado por su compañero Ginger Baker como “too busy” (demasiado ocupado, demasiado activo)1. En realidad , la banda de Graham Bond carecía de guitarrista, y esta carencia era suplida por el bajo de 6 cuerdas de Bruce. Así lo contaba el propio Graham Bond en la revista musical Melody Maker en marzo de 1965: “Hablando de sonidos, decidimos romper con la guitarra solista. Jack Bruce, con su guitarra baja de seis cuerdas, consigue un sonido que es virtualmente una guitarra. Toca solos inverosímiles y también es un fabuloso contrabajista. Su modo de tocar la harmónica y cantar también son de lo mejor”
El origen de Cream
Con su Bass VI como instrumento principal, Bruce toca también durante un tiempo con los Bluesbreakers de John Mayall tras ser apartado del grupo de Graham Bond por sus continuas discusiones con Ginger Baker. En los Bluesbreakers coincide con el guitarrista Eric Clapton, que no olvidará la forma de tocar de Bruce. Esto ocurre a finales de 1965. Pero durante los primeros meses de 1966, Jack Bruce cambia su puesto en los Bluesbreakers por los más comerciales Manfred Mann. Con ellos graba el single Pretty Flamingo, nº 1 en las listas inglesas y en el que toca el Bass VI. Se cuenta que en las sesiones con Manfred Mann Bruce apenas ensayaba previamente, pero tampoco fallaba una nota.
En el verano de 1966, la suerte cambia radicalmente para Jack Bruce, que pasará de secundario de lujo a figura de primera fila. Ginger Baker convence a Eric Clapton para formar un grupo juntos, y este insiste en contar con Jack Bruce en el bajo. Así nace Cream, el primer supergrupo de la historia, tres virtuosos compenetrados magistralmente en lo musical, a pesar de que Baker y Bruce apenas se soportaban mutuamente.
En Cream, Bruce goza de cierta libertad creativa, y en directo los tres músicos realizarán largas improvisaciones que les permiten experimentar con su instrumento. Bruce empleará su viejo Fender Bass VI, que para entonces ya muestra bastantes señales de uso, pero sigue siendo el instrumento principal de Jack, con el que graba el primer album del grupo, Fresh Cream (1966).
Pintura psicodélica
En marzo de 1967, Cream se encuentra en plena ascensión. Para promocionarse en América, se embarcan en una serie de conciertos organizados por el Disc Jockey norteamericano Murray The K. Para la ocasión, los instrumentos del grupo son decorados por el equipo artístico The Fool (Simon & Marijke). La Gibson SG de Eric Clapton y el Fender Bass VI de Jack Bruce son pintados a la moda psicodélica.
Pero esta renovación del viejo Bass VI de Bruce, en vez de darle nueva vida, va a suponer su retirada de la circulación. La pintura se cuela en los circuitos electrónicos del instrumento y Bruce toma la decisión de sustituirlo. Pese a todo, en algunas actuaciones televisivas sigue utilizándolo durante un tiempo por simple cuestión de imagen.
Para entonces, Jack Bruce ya es considerado el mejor bajista pop del mundo, y de ello dan fe tanto el álbum Fresh Cream como las actuaciones en directo del trío. Pero el viejo Bass VI ya no verá los días de mayor gloria de Cream. Su sustituto será durante unos meses un Danelectro Longhorn de 4 cuerdas y escala corta comprado en Nueva York. Pronto será reemplazado a su vez por un Gibson EB-3 de 4 cuerdas y escala corta con el que Bruce terminará de definir su sonido más característico a lo largo de 1968.
viernes, 25 de noviembre de 2011
Entrevista con el bajista Marcelo Torres
lunes, 17 de octubre de 2011
miércoles, 5 de octubre de 2011
VIDEO. DEMOSTRACION DEL BAJISTA BILLY SHEEHAN
Guitarra: Patrones de cuatro notas por cuerda.
Lo más común suele ser ver ejercicios y patrones que cuentan con 2 ó 3 notas por cuerda. Hoy vamos a ver algo un poco distinto, patrones de cuatro notas por cuerda. Lo más interesante de estos patrones es que permiten abarcar una gran parte del diapasón y expandir mucho el rango de notas.
Quizás lo más subjetivo a la hora de tocarlos es la digitación a usar, mucha gente hace uso de los cuatro dedos de la mano izquierda, uno para cada una de las cuatro notas, mientras que otros utilizan tres dedos y según sea ascendente o descendente hacen un slide hacia la última nota con el meñique (ascendente) o con el índice (descendente).
Escala menor armónica de Fa(patrón descendente)
- Usando los cuatro dedos, la secuencia sería 4-3-2-1 4-3-2-1 4-3-2-1 … …
- Probablemente la digitación de cuatro dedos resulte muy compleja e incómoda cuando llegamos a trastes graves, así que lo mejor es utilizar tres dedos para cada grupo de cuatro notas, y hacer slide contra la última nota del grupo con el dedo índice (/1):4-2-1/1 4-2-1/1 4-3-1/1 … …
Escala Blues de La (patrón ascendente)
- Al igual que en el patrón anterior, utilizar los cuatro dedos: 1-2-3-4 1-2-3-4 … … …
- Si nos resulta complicado, también podemos ayudarnos con el slide contra la última nota, en este caso lo haríamos con el dedo meñique: 1-2-4/4 1-2-4/4 … También podríamos hacer el slide contra la segunda nota en vez de la última: 1/1-2-4 1/1-2-4 … …
Escala Mayor de La (patrón ascendente)
martes, 26 de julio de 2011
LAS TRIADAS MAYORES Y SUS DISTINTAS POSICIONES
Lo primero que hay que saber es que las triadas son grupos de tres notas tocadas de forma simultanea.
Las triadas mayores están formadas por una nota raíz, su tercera mayor y su quinta perfecta superior, a continuación mostramos las posiciones básicas, que son la posición raíz, primera inversión y segunda inversión.
Vamos a poner como ejemplo la triada de C (Do mayor), está formada por las notas Do(C), Mi(E) y Sol(G).
Posición raíz de triada de Do Mayor:
En esta posición, la nota más grave es la nota raíz de la triada (Do):
Do mayor
e|------|
B|------|
G|---0--|
D|---2--|
A|---3--|
E|------|
Primera inversión de triada de Do Mayor:
En esta posición, la nota más grave es la nota de la primera inversión de la triada (Mi):
Do mayor
e|------|
B|---1--|
G|---0--|
D|---2--|
A|------|
E|------|
Segunda inversión de triada de Do Mayor:
En esta posición, la nota más grave es la nota raíz de la triada (Sol):
Do mayor
e|---0--|
B|---1--|
G|---0--|
D|------|
A|------|
E|------|
A partir de aquí, se puede extrapolar estas tres posiciones a lo largo de todo el diapasón y en otras tonalidades, solamente hay que seguír la norma de nota raíz, su tercera mayor y su quinta perfecta superior como forma de crear la triada, y para las distintas posiciónes nota raíz, primera inversión y segunda inversión.
LAS TRIADAS.
Vamos a revisar la estructura de una triada mayor, para que veas como se forma:
Ejemplo triada “Mi mayor“:
1ª nota Mi
2ª nota Sol #
3ª nota Si
Se puede observar la siguiente estructura:
- Mi: Nota tónica o principal de la triada
- Sol#: Tercera mayor de Mi
- Si: Quinta de Mi
De este modo, queda formada la triada mayor:
E|------|
B|------|
G|---4--|
D|---6--|
A|---7--|
E|------|
Y la estructura de una triada menor:
Ejemplo triada “Mi menor“:
1ª nota Mi
2ª nota Sol
3ª nota Si
Se puede observar la siguiente estructura:
- Mi: Nota tónica o principal de la triada
- Sol: Tercera menor de Mi
- Si: Quinta de Mi
De este modo, queda formada la triada menor:
E|------|
B|------|
G|---4--|
D|---5--|
A|---7--|
E|------|
Esto es lo más básico que debes saber, a partir de aquí hay que revisar los distintos tipos de acordes y triadas, aquí dejamos un genial esquema sacado de thecipher.com de unas cuantas para que puedas practicar con ellas:
lunes, 25 de julio de 2011
domingo, 10 de julio de 2011
jueves, 7 de julio de 2011
BARTOLOME PALERMO: UN GRANDE DE LA GUITARRA EN EL TANGO
“El secreto está en la mano derecha”
Por Cristian Vitale
“Todo es larguísimo de contar si empezamos por donde empecé”, desliza Bartolomé Palermo. Y un flash en fuga hacia atrás lo recorre como un film que empieza en blanco y negro, deviene sepia y llega en colores. “Yo nací en el norte de Santa Fe ¿sabe?, pegado al Chaco. Nací en Villa Guillermina y me pusieron así por el médico que atendió a mi madre y porque nací el día de San Bartolomé”, relata, intentando calibrar a punto una memoria que parece intacta. Don Bartolomé tiene 74 años y, apresurando una definición, podría presentárselo –por si hace falta– como una de las glorias de la guitarra aplicada al tango. Como un emisario que trae en su sino de años y rutas, el latido de un tiempo que fue. Tenía 10 cuando empuñó por primera vez una viola, y 17 cuando se mudó a Buenos Aires. 19, 21 o 22 cuando hizo las inferiores en peñas y clubes de la agitada Reina del Plata de entonces, y 24 cuando Ariel Ramírez, azorado por su versatilidad, lo convocó para ejecutar una versión entera de La Misa Criolla. Pero fue a través de Alfredo Gobbi, ninguneado y magistral por entonces, que ese apellido con olor fuerte a barrio porteño empezó a circular en serio por las arterias centrales del 2 por 4. “Gobbi fue fundamental en mi vida”, sentencia Palermo, cuya vigencia refrendará pasado mañana en La Bohemia (Yerbal y Morelos), junto a su grupo Palermo 5.
–¿Gobbi fue más importante que Alberto Ortiz, el guitarrista de Agustín Magaldi que lo llevó a conocer el circuito tanguero cuando usted recién había llegado de Villa Guillermina?
–Los dos. Pero lo de Ortiz fue más efímero. Cuando me lo presentaron, él ya había tocado con Magaldi y era director del conjunto estable de La Querencia. Tocamos en el camarín después de una actuación de él, quedamos amigos, pero la conexión fue de amistad: no me dio trabajos. Gobbi, a quien llegué poco después, había terminado con su orquesta y estaba medio en decadencia y con poca plata, entonces empezó a trabajar de noche con su piano, porque él era un gran pianista, y yo lo acompañaba con mi guitarra.
–Pero Gobbi pasó a la historia como violinista, incluso le decían “el violín romántico del tango”.
–Es cierto que en la historia figura como violinista, pero fue un gran pianista. Incluso, yo lo conocí tocando ese instrumento. Fui al club a acompañar a un cantante, y él se quedó asombrado conmigo, porque yo metía muchas tonalidades. Iba todas las noches, lo esperaba y nos íbamos a tomar un café o a comer de madrugada. Me interesaba ese personaje tan grande, que no era muy reconocido en ese tiempo. No era tan famoso como D’Arienzo o Troilo, digamos.
Es Gobbi, entonces, un personaje central para desandar esta historia bañada de músicas y giros que aún tiene para decir. Porque fue vía Gobbi que Palermo logró grabar su primer disco (todo instrumental), pudo pasar del orgullo de ser autodidacta y orejero a la seguridad que da el estudio de la escritura musical y la armonía; ponerse a punto, nada menos, para acompañar a Edmundo Rivero durante todo 1975 en El Viejo Almacén o, más acá en el tiempo, arreglar los 14 temas y dirigir la agrupación con que Nelly Omar grabó su disco de 1997, a los 86 años. “Ojo, yo ya venía con un feeling porque Villa Guillermina no era en los ’40 lo que fue después como pueblo del litoral. En mi época casi no existía el chamamé. Había algunas pocas cosas que venían de Paraguay, pero los compositores correntinos todavía no primaban. Cocomarola, Montiel, todos esos muchachos estaban tocando pero no tenían la trascendencia que tuvieron después. Lo que dominaba era el tango y a uno, más cuando sos un pibe de 12 años, se le pega lo que suena”, dice.
Trazando una elipsis hasta el presente, Palermo es uno de los guitarristas guía, un referente clave para la generación contemporánea de guitarristas aplicados al tango. A través de sus diferentes formatos y formaciones (Palermo Trío, solista, Palermo 5) ha ocupado la década pasada mostrando sus tangos con ruido a púa por el país y por el mundo. “Es impresionante. Cuando estuve en Holanda me aparecían guitarristas holandeses muy jóvenes que tocaban tango. Tocamos en el teatro principal y, cuando fuimos al hall, había al menos cien parejas bailando tango, y chicas argentinas que hacían empanadas para vender y bancarse los estudios allá. Esa movida me hizo acordar mucho a mis principios, porque yo, cuando llegué a Buenos Aires viví una bohemia tremenda. Había mucho trabajo nocturno, y yo hacía dobletes en boliches, boliches estables, salidas con cantores, en fin...”
–Terminaba destruido.
–Pero bien, porque era joven, estaba solo y podía estar en la bohemia, en la pilcha, esas cosas. El tango había invadido el país completamente en los ’40, como después lo hizo el rock. Se bailaba y se respiraba tango en todas partes. En Guillermina, que no superaba los cinco mil habitantes, había una orquesta con cuatro bandoneones, cuatro violines, cantante y pianista... era completa. El tango me agarró en la adolescencia y se me metió para siempre.
–Volvamos a la centralidad que tuvo Gobbi para su trayectoria. Usted dijo que cuando lo conoció estaba en decadencia. ¿No alcanzaba con que Piazzolla lo “legitimara” como referente principal del género a través de aquella conmovedora pieza (“Retrato de Alfredo Gobbi”) que registró en 1967 con el Quinteto?
–Tal vez sí, pero eso fue más bien después de su muerte. En verdad, Piazzolla no le daba mucha bola. Eran amigos, se conocían, sí, pero no estaban tanto en el bar. Astor no tenía mucho tiempo, estaba en plena lucha.
–¿Y usted cómo miraba esa lucha de Astor?, ¿en qué “bando” se ubicaba?
–Yo soy un admirador de Astor Piazzolla, me parece que soy el más fanático.
–¿Lo era en ese momento o lo asumió después?
–No, desde ese momento. Yo tengo dos ídolos grandes: Astor y Frank Sinatra. Son mis ídolos máximos. Ahora, lo que nunca hice fue tocar Piazzolla.
–¿Por respeto?, ¿porque es difícil?
–Por respeto, porque es un estilo tan completo que no podés sacarle nada. Hay que hacer lo que él hizo, no podés pasarte. Es como la grabación de Troilo-Grela, un disco que es como un cuadro intocable: todo lo que puedan hacer un bandoneón y una guitarra juntos ya está hecho. Piazzolla es lo mismo.. Es como Gardel, o como Rivero ¿no?
–Rivero tendría hoy 100 años. ¿Recuerda cómo empezó a trabajar con él?
–Estaba trabajando en el boliche de Tania y Discépolo, Cambalache, todas las noches, y cerrábamos el show acompañando a Tania. Yo tocaba la guitarra eléctrica...
–¿Como Malvicino y López Ruiz?
–No, en realidad no era eléctrica; era una criolla con pastilla y se enchufaba a un equipo. Por esos días, entonces, yo había grabado un disco con el hijo de Rivero, con el Muni, en el que también había participado José Colángelo con el cuarteto. El Muni se lo hizo escuchar al padre y Edmundo dijo “qué bueno está esto”. Muni lo cuenta siempre como anécdota porque pensó que el elogio iba para él, cuando en realidad el elogio de Edmundo era para las guitarras (risas). Edmundo era un fanático de las guitarras. Igual, Muni fue el que me presentó al padre, justo en el momento en que se le habían ido todos los guitarristas de El Viejo Almacén por un juicio laboral. Entonces, yo llevé al trío y, como con el trío conocíamos todo su repertorio, “Sur”, “Malón de ausencia”, “Trenza”, en fin, quedé como guitarrista. Incluso grabé en el disco que Rivero hizo sobre el lunfardo, porque yo creo que Edmundo y De La Púa son los padres del lunfardo, aunque Edmundo fue quien lo proyectó, lo cantó, lo estilizó y le hizo la música.
–Generó y desarrolló un estilo.
–Y hoy los chicos están locos con eso. Los pibes de 34 Puñaladas son amigos míos. La verdad es que me llevo muy bien con las nuevas generaciones y les doy clases de tango a muchos pibes que vienen del rock... ellos hacen las tonalidades como tiene que ser, usan bien la mano izquierda, pero el problema lo tienen en la derecha, en el rasgueo. Y yo les digo que el gran secreto está en la mano derecha, porque es la que tiene que dar con la síncopa y el swing del género, es una cuestión de práctica y costumbre. Hay que usar la yema y no la uña del pulgar para darle el color del género. Ese es el secreto.
Palermo está jubilado pero aún da clases en su casa. Ya no trabaja de noche, ni toca con púa porque perdió fuerza en las manos, pero señala que los dedos “andan muy bien”. Agradece a EPSA haber recuperado los 31 temas que registró en su tercer disco editado en 1971 (De aquí y de ahora) y allí anida el material que muestra en público cada vez que puede. “Fue ese trabajo, editado aquella vez en vinilo y ahora en CD, el que me permitió poder girar con mi grupo por Europa y el que me permite seguir trabajando hoy. Todavía estoy tocando las versiones del ‘68, y hay trabajo porque el guitarrista que sabe cómo acompañar a un cantante (Palermo ha acompañado a Floreal Ruiz, Alberto Podestá, Roberto Goyeneche, Roberto Rufino, Héctor Pacheco, Jairo y Oscar Ferrari) siempre tiene trabajo. Incluso entre los ’70 y los ’80, cuando no había nada y habían desaparecido las orquestas, yo pude arreglármelas bien”, evoca.
viernes, 3 de junio de 2011
viernes, 27 de mayo de 2011
GUITARRA CLASICA CONSTITUCION.
La tapa armónica es, sin duda alguna, la parte principal de la guitarra, las maderas obligadas son pino abeto o cedro del Canadá. Es importante observar que las vetas estén totalmente rectas y que la distancia entre ellas sea lo más estrecha posible; hasta 2 mm de anchura podemos admitir en maderas de primera clase, en la periferia de la tapa lógicamente la anchura es mayor que en el centro, debido a la constitución de la madera.
Debemos observar también con detenimiento la perpendicularidad de las vetas respecto al plano de la caja armónica , detalle que comprobaremos por la boca central.
El mástil se observará detenidamente la altura de las cuerdas respecto al diapasón, en el traste 12. Con una gran altura de las cuerdas ( 10mm) se podrán realizar sonidos de mayor intensidad, pero se tendrá más imprecisión al tocar y la afinación será más imperfecta. Lo recomendable para una guitarra clásica de concierto es de 4 mm
para la 6ª cuerda y 3 mm para la 1ª cuerda, tomando esta medida entre el lomo del traste 12 y la parte inferior de la cuerda estando la guitarra afinada. Los flamencos usan la mayor altura y los clásicos la menor, aunque entre los interpretes no hay unanimidad de criterios en este sentido.
Caja de Resonancia. La caja de resonancia, o cuerpo de la guitarra, está formada por dos tapas exactamente iguales en cuanto a forma, y por dos tiras que siguiendo el contorno de las tapas, se cierran por ambos extremos, con lo cual forman un volumen donde se amplifican los tenues sonidos que emiten las cuerdas al vibrar.
El puente. El puente , pieza de madera adherida íntimamente a la tapa armónica está situado en el tercio inferior de la tapa aproximadamente. La misión del puente es sujetar las cuerdas y transmitir sus vibraciones a la tapa. Por tal razón sería deseable que puente y tapa fuesen una misma pieza, para ante la complejidad , se une mediante un buen adhesivo, rígido y resistente. Para la construcción de puente se utiliza madera de palosanto , de gran resistencia y belleza . Los seis agüeritos que presenta el puente para soporte de las cuerdas fueron ideados por Dionisio Aguado en el año 1824.
El fondo. El fondo es igual que la tapa armónica. Su misión como parte de la caja de resonancia, estriba en contener el volumen de aire y recibir el choque de las ondas sonoras, para reflectarlo hacia fuera. La elección de las maderas para la construcción del fondo no obedece a exigencias técnicas de sonoridad, sino más bien dirigida hacia la mayor ornamentación del instrumento, y por los tanto, se exigen maderas de gran belleza, como el palosanto, jacaranda, caracolillo o ciprés.
El mástil y el diapasón. El mástil es el mango de la guitarra. Requiere una madera de gran estabilidad dimensional, de baja densidad para que pese poco. Estos requisitos los cumple con gran generosidad la madera de cedro centroamericano (Cedro de Honduras). El diapasón exige una madera muy dura, pues el golpear de los dedos y el roce constante de las cuerdas acaban por producir huellas relativamente profundas. Ninguna madera cumple mejor estas condiciones que el ébano de Guinea (llamado ébano carbonero, por su aspecto mate).
La cabeza. La cabeza se construye en cedro centroamericano, como continuación del mástil se une a éste con adhesivos muy resistentes. En esta parte de la guitarra es el soporte del clavijero, y este, a su vez de las cuerdas. La terminación de la cabeza brinda al constructor el lugar donde expresar su sello propio.
El peso de una guitarra esta en función de la clase de maderas usadas en su construcción . Si partimos de guitarras de cierto nivel con las mismas medidas la oscilación del peso puede ser entre1,150 y 1,750 Kg. siendo ligeramente más pesada la clásica que la flamenca debido a la mayor densidad del palosanto respecto al ciprés. Se ha comprobado ,tras pesar muchas guitarras, que no se puede mantener la creencia por parte de muchos "entendidos" de que las buenas guitarras son las que menos pesan No existe una relación directa entre el peso y el sonido.
El sonido en una guitarra de concierto será limpio en todas las cuerdas y en todos los trastes .Los sonidos durarán el mayor tiempo posible, pues una guitarra en que el sonido se "apague" rápidamente no puede ser de calidad , este punto va íntimamente ligado con la intensidad de sonido, que es el factor más importante.